-¿A ti no te ha pasado eso de estar con una depresión de caballo y levantarte al día siguiente y sentirte bien otra vez; sentir algo así como que ya se han ido los nubarrones y vuelve a salir el sol?
-Sí, aquella vez que estaba fatal, y viniste tú a buscarme aquel sábado...¿Te acuerdas? Charlamos, escuchamos música en el Café del mar y empecé a entender que todo había sido como un mal sueño; que realmente no había motivos para estar tan hecha polvo; que el problema tenía solución.
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