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miércoles, 6 de abril de 2011


De algo estoy segura: "No podrá amarlo como yo le amaba, no podrá adorarle de esa manera, no sabrá apreciar todos sus dulces movimientos, esos gestos de su rostro". Es como si sólo a mi se me hubiera concedido, ver, conocer el auténtico sabor de sus besos, el color real de sus ojos. "Jamás ninguna mujer podrá ver lo que yo he visto. Y ella menos que ninguna. Él, real, crudo, inútil, material..." Lo imagina así, incapaz de amarle, deseoso tan sólo de su cuerpo, incapaz de verle de verdad, de entenderlo, de respetarle. Ella no se divertirá con sus dulces caprichos. Ella no amará tampoco sus pequeñas manos, ese pequeño lunar escondido, al menos no tanto para que no lo encuentre. Tal vez lo verá, sí, qué terrible sufrimiento, pero no será capaz de amarlo. No de esa manera.

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