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jueves, 2 de junio de 2011

3:15


Mi reloj marcaba las tres y cuarto, llevaba tiempo sin cambiarle la pila, siempre me gustó más mirarlo y que marcase la misma hora, que las agujas estuvieran paradas. Tenía escusas para llegar tarde, los segundos me importaban una mierda estando contigo. La verdad, siempre me gustó vivir sin tiempo.

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